sábado, 6 de marzo de 2010

Presentación

Dentro de cada uno de nosotros hay una inteligencia notablemente superior a la nuestra.
Nuestra mente, o, mejor dicho, la parte de nuestra mente que controlamos, apenas es capaz de pensar en más de dos o tres cosas a la vez. Podemos conducir, hablar, y rascarnos la nariz al mismo tiempo. El hombre medio, con esas tres labores, estará ocupando la mayor parte de su capacidad mental. Sin embargo, en nuestro interior, algo controla simultáneamente los latidos de nuestro corazón, el ritmo de la respiración, el parpadeo, la producción de jugos gástricos, los movimientos del esófago y del intestino, la secreción de cientos de hormonas, la reacción de nuestro sistema inmunológico... todo de forma simultánea, precisa, increiblemente acertada, sin descansar ni un sólo instante desde que nacemos hasta que morimos.
Hay quien piensa que todo eso son procesos automáticos, que la vida ha surgido de la casualidad, que el azar es quien rige el destino de nuestro mundo... pero no es cierto.
No somos fruto del azar, sino el resultado de un sofisticado proceso de diseño y creación, que persigue un objetivo perfectamente definido.
Buscando respuestas, puede encontrarse una puerta, una vía de comunicación con esa Inteligencia Superior que ha creado el mundo que conocemos. Al principio, las respuestas vendrán despacio, pero, cuanto más tiempo pasa, más claras van siendo las informaciones que se reciben. Buscar conocimiento en nuestro interior, puede ser una de las experiencias más intensas de nuestra vida.
La cantidad de respuestas que pueden recibirse de esa Inteligencia interior es inmensa.

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